Este jueves 5 de diciembre se estrena en Chile el último filme rodado por uno de los mitos vivientes de la industria cinematográfica internacional, y cuya distribución demoró casi un año por el reflote de las acusaciones de violencia sexual en su contra, a principios de 2018.
Por Alejandra Boero Serra
Publicado el 4.12.2019
«… Encuentro que las ciudades son hermosas bajo la lluvia…»
Woody Allen
Un día lluvioso en Nueva York (2019) nos llega con una año de retraso. Para los pacatos de la industria, los cool de turno y los inquisidores de siempre Woody Allen ya no califica. Y sin embargo él insiste en los mismos temas y no se traiciona: se mofa del ambiente cinematográfico al que pertenece por derecho propio -¿quién olvida La rosa púrpura del Cairo, Hannah y sus hermanas, Crímenes y pecados y Macht point?-, donde se regodea en las neurosis de la burguesía de la Gran Manzana, se divierte con el esnobismo de los jóvenes «intelectuales» y pone en ridículo al juego de Casanova del galán maduro. Y para quienes disfrutamos de su filmografía el paternalismo bienpensante nos tiene sin cuidado. Los artistas, ya lo sabemos, incomodan. Y esta nueva propuesta lo hace con un tono ligero, nostálgico y luminoso.
Ashleigh Enright (Elle Fanning) -una ingenua estudiante de periodismo- y Gatsby Welles (Timothée Chalamet) -un indolente universitario aburrido con las ciencias y las exigencias culturales maternas, además de ludópata consciente- son la dupla protagónica que deciden pasar un fin de semana en Nueva York para que la joven entreviste a un director famoso (Liev Schreiber). Es nada más llegar a la gran ciudad para que lo previsto se tuerza y cada uno viva su propia película y sus vidas den un giro que los posiciona en un punto de no retorno.
El guión de Allen nos entretiene con un humor burbujeante que no desatiende las contradicciones de nuestra humanidad «líquida» -desde el director insatisfecho con sus logros creativos, pasando por los devaneos de la hermana de un amor adolescente de Gastby (Selena Gómez), la interpretación de Cherry Jones como la madre del joven y las agudas y atingentes reflexiones sobre los (des) encuentros de cualquier relación que se precie como tal.
A la cita no faltan una banda musical con clásicos del jazz como Misty y Everything Happens to Me -estamos hablando de una de Woody- ni las omnipresentes vistas de una Nueva York -entre nostálgica y cuento de Navidad- gracias al maravilloso trabajo de Vittorio Storaro en la fotografía. Y nuevamente el genio de Allen que hace que los actores -aún los que apenas se ven como es el caso de Jude Law o las escasas escenas de Diego Luna- conquisten la pantalla y pasen a ser los nuevos mimados del director -esto se ve claramente con la dupla protagónica.
Chalamet merece todos los aplausos al igual que el clima lluvioso de la ciudad en donde los personajes se mojan en su propia vulnerabilidad y se impregnan de esos atardeceres lánguidos y sugerentes de una Nueva York fuera de estereotipos. Una Nueva York muy Woody Allen: un mundo de ficción que después de décadas en pantalla no pierde su magia.
En síntesis, una comedia que no nos deja indiferentes. Para seguir vagando bajo la lluvia, lejos de los prejuicios junto al arte y sus controversias.
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Alejandra M. Boero Serra (1968). De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por causalidad. Peregrina y extranjera, por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante, por mandato y comodidad. Profesora de lengua y de literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tan y sin tanto, siempre).
Tráiler:
Imagen destacada: Un fotograma de Un día lluvioso en Nueva York (2019), de Woody Allen.