Los Barbudos (ex Teatro Errante) reestrenan una obra de teatro que ha sido ampliamente elogiada gracias al intenso monólogo escrito e interpretado por su autor. En 2013 su estreno fue un éxito y con ello pudo circular por diversos festivales sudamericanos y europeos. Las funciones son acotadas: de jueves a domingo (desde el 5 al 14 de septiembre) en el Teatro La Memoria.
Por Sofía Miranda Valdebenito
Publicado el 7.9.2019
Una línea de tiempo que se quiebra de improviso. En 1997 murió Pinochet y todo lo que ha pasado desde ese momento a la fecha es completamente falso: la memoria nos juega bromas tan crueles como obsesivas.
Repasar la historia una y otra vez para abrir las heridas y tratar de ordenar los hechos puede ser un ejercicio peligroso, pero en el caso de Manolo —un ex combatiente revolucionario durante la dictadura— esto se vuelve una necesidad vital. Manolo se nos acerca: viste sencillo, carga una mochila, lleva una radio a pilas y lo acompaña una bicicleta. Nos mira a la cara y nos enfrenta de golpe. Se toma su tiempo, pone música, acomoda su bicicleta y luego nos confiesa que él mató a Pinochet, que el viejo dictador no murió plácida e impunemente como todos los medios nos contaron, sino que él lo había matado varios años antes. Manolo no nos deja de mirar y sigue hablando, nos lleva a un funeral del barrio, al clandestino dentro de una verdulería; conocemos a sus amigos y vecinos y de a poco se va desmoronando. Conocemos al hijo de un amigo muerto en el asalto al extinto Banco O’Higgins en el 93; conocemos a una antigua polola —por la que todavía sigue teniendo algunos sentimientos— y seguimos adentrándonos en su vida. Su relato es tan franco y directo que es imposible dejarlo solo en su rabia y frustración por como se ha ido tejiendo su vida. ¿Qué quedó después de la vuelta a la democracia? ¿De qué sirvió la lucha?
La obra conmueve por su invitación a seguir mirando, a seguir preguntando y seguir recordando nuestro pasado reciente.
El ejercicio de recordar
Hacer confluir pasado, presente y futuro en un “remolino” en el que “giran el antes y después” es lo que Walter Benjamin entiende como el acto de recordar, haciendo de este un espacio que emerge al quebrarse la temporalidad lineal y así abrir el tiempo hacia todas las direcciones. En este espacio el sujeto se hace presente y encuentra un lugar; además para aquel que recuerda no es necesario —o más bien no debe— distinguir entre eventos importantes y acontecimientos insignificantes. Recordar tiene una fuerte dimensión política por su relevancia al ir actualizando y dinamizando la historia.
En Yo maté a Pinochet basta con la sencilla voz de Manolo, que nos guía a través de su historia, para hacernos articular nuestra propia memoria y así el eco de recuerdos da vida al remolino que hace girar el antes y después que nos trae a flote la historia quebrada del Chile contemporáneo.
Ficha artística
Dirección: Cristián Flores Rebolledo y Alfredo Basaure Espinoza.
Dramaturgia: Cristián Flores Rebolledo.
Intérprete: Cristián Flores Rebolledo.
Diseño integral: Ricardo Romero Pérez.
Diseño sonoro: Juan Manuel Herrera.
Producción ejecutiva: José Luis Cifuentes Soto.
Diseño gráfico: Alejandro Délano Águila.
Del 5 al 14 de septiembre de 2019.
Jueves a sábado 20:30 horas.
Teatro La Memoria (Bellavista 0503).
Valores de las entradas: $6.000 general y $3.000 estudiantes, tercera edad, Socios Sidarte y convenios.
Tráiler:
Crédito de las fotografías utilizadas: Teatro La Memoria.